Hace un año y medio cambió mi vida, después de meses de pruebas acompañadas de indescriptibles dolores e imposibilidad para atender a mi familia y mi trabajo, me diagnostican lupus y SAF. Muchas pastillas, mucha fatiga, muchos dolores, anemia, leucopenia, neblina lúpica, demasiados cambios. Algo bueno: la gente que he encontrado en el camino, la reacción de mi familia y las ganas por seguir luchando.
¿Tienes perdidas de memoria? ¿Te encuentras en sitios sin saber cómo has llegado a ellos? ¿Tienes mareos o dolores de cabeza sin un diagnóstico sobre su origen? ¿Has tenido desmayos y síncopes desde joven?
¿Estás más cansado de lo razonable o tienes bajones que te dan ganas de tumbarte sin causa aparente?
Creo que podemos tener algo en común.
Una vez soñé con escalar cumbres, correr maratones, viajar alrededor del Mundo… Ahora sueño con disfrutar cada día, cada momento, cada paso que doy y mis sueños han pasado a ser realidades en las que entiendo cómo debe de ser mi vida y la de mi familia.
Soy Jose Manuel, tengo 58 años y padezco SAF desde hace tiempo aunque me lo diagnosticaron hace ocho meses. ¡¡¡Dos infartos y un ictus no me han hecho perder la ilusión de seguir soñando!!!
Una noche, con 27 años, sufrí el dolor de cabeza más grande que jamás podía haber imaginado, acabé en urgencias muy grave porque resultó que tenía una extensa trombosis cerebral. Todo el personal estaba impactado, yo no fumaba, no bebía, llevaba una vida sana,….es algo que no te esperas jamás. En palabras de los médicos estaba viva de milagro y me salvé porque al ser joven había sido capaz de asumir el riego sanguíneo a través de otros pequeños vasos cerebrales que se dilataron y crearon un camino alternativo al gran trombo. Estando ingresada me hicieron pruebas de trombofilia y a los tres meses me dieron el diagnóstico: Síndrome Antifosfolípido. Ya no podía seguir tomando nunca más el tratamiento para la endometriosis que padecía porque era incompatible, así que me dijeron en la misma habitación del hospital que podría perder el útero o los ovarios en cualquier momento. Desde entonces tenía que tomar anticoagulantes de por vida y padecer dolores ginecológicos por una endometriosis que no podrían controlar de ninguna manera. Ahi empezó mi interminable agenda de visitas al hospital, que es como yo le digo, mi segunda casa.
El SAF primario no es sólo sufrir una trombosis o un aborto y vivir luego anticoagulado. A parte de eso, algunos tomamos antimaláricos porque sufrimos de dolores articulares, problemas de memoria, fatiga y en mi caso también febrículas. La suma de vivir anticoagulada desde tan joven y mis síntomas me complica la vida bastante porque es difícil compatibilizar tantas citas y pruebas médicas con la vida laboral.
Gracias a la asociación y a las maravillosas personas que he conocido en ella, ya no me siento sola en esto. Descubres gente a la que le ocurren las mismas cosas que a tí y que te comprenden a la perfección, esto es muy importante porque te ayuda a no sentirte como un «bicho raro» y te da mucha fuerza para seguir al pie del cañón día a día.
Me detectaron SAF en el 2011 tras sufrir varias crisis de vértigo muy fuertes durante es año. El TAC mostró varias isquemias cerebrales no normales para mi edad. Esperando los resultados de más pruebas, sufrí mi primer AIT (ictus transitorio), del cual me pude recuperar bastante, aunque me quedaron secuelas de memoria. Después, estando tratada y anticoagulada he llegado a sufrir 5 AITs más. El SAF ya no me produce mareos aunque sigo estando muy cansada y cogí mucho peso.
Con 11 años me diagnosticaron SAF tras tener una trombosis venosa profunda.
Llevo con anticoagulantes 14 años, lo cual no es fácil de llevar. Sufrí varios abortos pero sueño con algún día poder tener un bebé arcoiris. En 2015 añadieron a mi medicación anticoagulante un antiagregante por una cardiopericarditis, lo cual me provoca hemorragias. Hace unos meses empecé a tomar un antimalárico para así llevar una mejor calidad de vida. Vivir con SAF no es fácil, muchas citas medicas donde no siempre te dan buenas noticias. Pero lo peor es la discriminación laboral por el simple hecho de que estés enferma.
Sé que algún día tendré lo que quiero y llegará el momento en el que no discriminen a nadie.
No supe más y me animé a un segundo embarazo. Como ya estaba diagnosticada fue complicado, pero medicada, en reposo todo el embarazo y muy controlada, nació mi niña sana.
Ahora sufro una media de 12 crisis de migraña al mes, sufro fatiga crónica, dolores musculares, falta de memoria , mareos, etc. Gracias a la Asociación descubrí que estos síntomas eran por mi enfermedad, que había más gente como yo. Conseguí que me medicasen para la fatiga y los dolores.
Ahora convivo con ello, intentando aceptar mi enfermedad y mis limitaciones, apoyada por mi familia que ahora entiende y comprende cómo me siento, y apoyada por la Asociación, por fin sé lo que me pasa. El diagnóstico y conocer la sintomatología que “no son sólo trombos” es muy importante para afrontar la enfermedad e intentar mejorar la calidad de vida.
Hace tres años tuve un AIT, mis cardiolipinas IgG y mis ANAS estaban débilmente positivas y empecé a tener dolores articulares. Actualmente, estoy antiagregada.
No sé si realmente tengo una enfermedad autoinmune, algunos médicos piensan que si, otros qué no… Estoy en un proceso haciendo pruebas con la medicación y ver qué pasa.
Estoy muy agradecida con todas las personas que han hecho qué esta asociación vaya adelante con personas maravillosas.